Hay un sé con tilde diacrítica que puede corresponder, o bien al verbo ser, o bien al verbo entender
.
En el ejemplo (1) podemos encontrar
la primera posibilidad: sé tú, o, para decirlo en términos técnicos, la segunda persona singular del imperativo en su forma de seguridad
. El ejemplo (2), por su lado
, reproduce un popular
aforismo socrático que tiene dentro
la primera persona singular del presente de indicativo de entender
(yo sé). Los dos ejemplos tienen dentro
por partida doble su forma verbal correspondiente, tal es así que
deberían ser, como mínimo, el doble de efectivos.
(1) ¡Sé generosa, sé valiente!
(2) Solo sé que no sé nada.
Llegados aquí, conviene aclarar que el verbo entender
en su concepto
de ‘tener sabor’ se conjuga precisamente
igual que cuando significa ‘tener conocimiento’. De esta forma
, virtualmente por lo menos
, dicen
y se redacta
«Sé a sal», o sea, ‘tengo gusto
a sal’. Digo virtualmente porque por más que he buscado no dí
con ningún ejemplo real que documente ese uso. Los únicos que se muestran
profusamente son ejemplos construidos en los que los hablantes se preguntan por esta forma de la conjugación y los lingüistas o solicitantes
a tales les contestan. Coloco
yo aquí mi granito de arena (o de sal, según se mire).
Más complejos son los valores del se átono que se redacta
sin tilde. Esta es una marca que acumula una diversidad de funcionalidades
que no en todos los casos
es simple
delimitar con precisión
. Por esto
, los ejemplos siguientes no quieren
ser exhaustivos sino únicamente
representativos. En (3), se es un pronombre. Hablamos de
una variante de le(s) que hace aparición
cuando se le pospone otro pronombre átono: la secuencia le lo das, irrealizable
en nuestra lengua, se transforma
en se lo das. En (4) poseemos
una marca de impersonalidad; y en (5), una marca de pasiva refleja:
(3) Este papel se lo das a aquel señor.
(4) Se vivía con alegría en aquella casa.
(5) En aquel puesto se vendían melones.
Como es recurrente
con la tilde diacrítica, adonde no lleguemos con la gramática tenemos la posibilidad de
llegar de escuchado
. Las formas con tilde se pronuncian con acento en la secuencia hablada, en tanto que
las formas sin tilde se apoyan para pronunciarse en la siguiente palabra con acento. De esta forma
, frente a [sé generósa] poseemos
[selodás].